elojodeguadix. Edición especial. -Alberto, el cien pies. Un cuento para Blanca… x José Manuel Raya Medina

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Alberto, el cien pies. Un cuento para Blanca…

Alberto vive en un bosque lleno de grandes árboles. Pasa los días triste contando cada uno de sus pies.

Está enamorado de una rosa muy bonita. Cada día de Mayo que pasa, amanece más bella, alegre y perfumada.

Alberto, el cien piés, tiene una amiga: la tortuga Pancha, que le quiere mucho y le canta poemas de amor:

“¿Por qué lloras amigo Alberto?,

¿a cuento de qué te irritas querido cien piés?

¡No suspires, no añores amores!,

si no puede ser una rosa porque ama a un clavel,

ni puedes retener su aroma

porque nariz no te dió Dios,

siempre me tendrás a mí

dispuesta a trocear mi amor.”

Un día, mientras paseaba por el campo, se asustó michísimo porque un enorme gallo estuvo a punto de comérselo.

Alberto le gritó:

“¡Oiga, señor gallo!,

¡que no soy una lombriz!

Soy Alberto, el Cien piés,

el que suspira por una rosa que ama a un clavel

y juega con la tortuga Pancha, la traviesa mujer.”

“¡Ah sí! –replicó el señor Gallo–.

Pues yo soy el Gallo Pelao,

y tengo mucho hambre porque no me dan de comer.

Pero si quieres que te cuente,

soy el que tiene mucho hambre porque no me dan de comer.”

Alberto se reía por la mala suerte del señor Gallo Pelao y porque parecía tartamudo del hambre que tenía. Nunca había visto un gallo tan mayor y tan desaliñado.

La tortuga Pancha, tan lista como era, le dijo a su amigo Alberto:

“Malo es reírse,

por puro desconocer.

Que quien se mofa

de la pena de otro ser,

a la vuelta de la esquina

está su duro padecer.”

Alberto, el cien pies, al oir a su amiga Pancha se acordó de la amada rosa y su enemigo el clavel. Al pronto, una lagrimita brotó de sus ojos con tan mala fortuna que al pisarla, uno a uno, sus cien pies dieron al traste con él.

Todos los animales y plantas del huerto se rieron y él, avergonzado, pedía ayuda, mientras sollozaba más y más, no pudiendo incorporarse en aquel barrizal: ¡Pancha, Pancha…, señor Gallo Pelaoooo…!

En seguida, la tortuga Pancha y el señor Gallo Pelao le ayudaron a levantarse y calmaron su solivianto. Y entonces, el señor Gallo Pelao le dijo:

“El amor y la suerte

ya llegarán amigo, ya llegaran,

envueltos en bonitos papeles

soplados del Norte,

ellos pronto vendrán.

Un enorme ramo de rosas,

un gran saco de maíz,

a tí te hará bondadoso

y a mí feliz.

¡Qué mayor alegría

que el poder soñar,

imaginar lo que quieras

y volar para amar!”

Así, poco a poco, entre disparates y risas, los tres amigos paseaban por el bosque cantando, jugando y olvidando sus pequeñas desdichas y sintiéndose muy contentos. Saludaban a todos los animalitos de aquel Bosque Encantado y a partir de ese día sintieron lo maravilloso y bonito que era cada cosa que les rodeaba.

El brillo del sol deslumbrante,

la noche oscura,

la inmensidad de las estrellas,

la luna BLANCA,

las nubes,

la lluvia, los truenos, el granizo

y la nieve BLANCA.

Cada mariposa, las montañas,

los árboles, sus colores,

el aire limpio,

el fuego vital y peligroso,

allá a lo lejos el mar

y la pequeña ciudad BLANCA.

El hombre, de diferentes tamaños,

sus inventos,

su bondad y sus guerras,

sus excesos y su hambre (como la del señor Gallo Pelao),

su muerte…

Pero sobre todo, su amor, BLANCA, su amor.

Y colorín colorao, este cuento se ha acabao. Tus padres se inflan de perdices y para el Tito Pepe dos buenos palmos en las narices.

Un beso.

Acerca de elojodeguadix

Amante de una tierra hechizada, la Accitania Ver todas las entradas de elojodeguadix

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